Según la ciencia, en nuestro ADN se encuentran escritas no sólo las características que nos definen en el momento presente sino además toda nuestra herencia recibida y probablemente todo nuestro potencial futuro. Además tiene forma de espiral, uno de los símbolos más antiguos que se conocen, en muchos lugares representaba el ciclo “nacimiento-muerte-renacimiento” así como al sol que siguiendo ese mismo ciclo nace cada mañana, muere cada noche y renace a la mañana siguiente…
Pues bien, en mi nuevo proyecto ADN rebusco esa herencia recibida de mi tierra natal, Cádiz desde el punto de vista de una bailaora del siglo XXI o bailaahora como a mi me gusta decir. A tres semanas del estreno me veo dentro de esa espiral artística que partiendo de un punto va revolviéndose y creciendo hacia arriba sin parar. Da vértigo pero a la vez sientes una fuerza superior, algo divino dentro de ti que te dice: sigue adelante, confía
Y en eso estoy, poco a poco estas secuencias de mi ADN que mostraré en este nuevo espectáculo van cogiendo forma. Es curioso que a las secuencias de ADN le llaman sentido y es eso: el sentido de mi baile lo que me tiene loca y feliz.
Cuenta atrás señores! El 24 de febrero ya esta ahí